Se puede pensar que la persona optimista lo es por desconocimiento, por ignorancia o por que se engaña a sí misma negando la realidad, sin embargo existe otra realidad bien distinta a la del pesimista la realidad del optimista que conlleva la capacidad de estar abierto a lo que acontece además de tener predisposición del ánimo para esperar lo mejor, lo más favorable.
El optimismo es una actitud adquirida ya que el cerebro está preparado para ver el peligro y reaccionar frente a el, no para ser optimista. Es necesario entrenar para ver la luz al final del túnel, cada vez que te digas algo negativo corrige porque no es lo mismo decirse "no puedo hacerlo" que decirse "es difícil pero lo voy a hacer" el optimismo inteligente se convierte en una forma de ser, de pensar y de actuar libre de miedos.

Los pensamientos, las acciones etc. determinan el carácter siendo las personas optimistas las que tienen más ideas porque son más receptivas, suelen ser más creativas y encajan mejor en proyectos y equipos, resisten mejor las adversidades. Son personas más productivas su actitud les ayuda a alcanzar objetivos, padecen menos estrés y sus relaciones sociales son de mayor calidad, no se dejan llevar por la desconfianza ni por el miedo sino por la alegría de vivir, tienen más sentido del humor y se encuentran más conectados con todo.
En todos los ámbitos se habla de la importancia del optimismo, en medicina por ejemplo se han hecho estudios que apuntan a que puede aumentar la esperanza de vida, ciertas características como el pensamiento positivo, la extroversión o la tendencia a hablar y compartir también ayudan a proteger las defensas del organismo.
Por el contrario los estados de ánimo que suelen acompañar al pesimismo como son la desconfianza o el desaliento alteran el sistema inmune y contribuyen a producir ciertas enfermedades.
"Soy optimista. No parece muy útil ser otra cosa" Winston Churchill
pixabay image.